23.10.07

Te tiene que pasar.

Los seres humanos somos un conjunto de ciclos. No sólo por esto de "nacer, crecer, reproducirse y morir." No. No sólo por eso. También somos ciclos que van cambiando constantemente en función de las cosas que nos van pasando. Eso hace que atravesemos diferentes etapas que se repiten una y otra vez en el resto de los humanos. En amigos, en familiares, en amigos de amigos. Cuántas veces viene un amigo con un problema, me lo cuenta, lo escucho y me descubro en ese amigo. Eso que me está contando a mi ya me pasó. Cómo explicarle qué es lo que tiene que hacer; qué es lo que le puede llegar a funcionar; cuáles son los caminos que no le conviene agarrar e intentar facilitarle o ahorrarle ciertos pasos que son inútiles y que, tal vez, uno con su experiencia puede lograr evitarle sufrimientos? Hace tiempo, y después de vivenciar muchas de este tipo de situaciones, donde uno ve tan clara la solución, descubrí que los casos en los que se les puede ayudar son contados con los dedos de un pie. No porque no se dejen ayudar sino porque descubrí que la mayoría de las veces no queda otra que dejarlos transitar por ese sufrimiento. Es terrible porque yo ya sé por todo lo que van a pasar: se van a pinchar, se van a caer, les va doler como la mismísima mierda, pero la única forma en que van a tomar fuerzas para tomar la decisión que ellos mismos tienen que tomar, es transitándolo. Es lo que debieron pensar nuestros padres cuando nos vieron caer a pesar de que nos aconsejaron que no agarremos ese camino porque había pozos profundos. El rol de observador o el de "yo te avisé" son desesperantes.
Por eso digo, los humanos transitamos casi exactamente el mismo camino, todos, sí, el mismo. Todos pasamos por el mal de amores, por la confusión, por la desilusión de algo que podía cambiar nuestras vidas y no se dio. Un trabajo, desear un hijo, añorar un viaje, comprar esa casa que ya se vendió sin que sepas o creer que habías conocido al amor de tu vida y ya ves, no eras lo mismo para esa persona, o no lo sos más.
Todos pasamos por ese momento en que odias a tus viejos, te parece que no entienden nada y que, además, nos va a pasar con nuestros hijos! Al menos al que los tenga. Te va a mirar y se va a reír de que escuchabas a los Rollings Stones o a Soda Stéreo o a Jamiroquai. Sí, ok, vos lo vas a mirar con ojos de experto y sin decírselo vas a pensar: "no importa cómo se llame esa chica que te está haciendo sufrir. Rocío es la que me hizo eso que te están haciendo a vos. Hasta por ahí sea la misma que mutó y cambió de nombre. Yo sé perfectamente por lo que estás pasando."
Todos pasamos por las mismas situaciones aunque nos guste creer que "eso" sólo nos está pasando a nosotros, es único y nadie puede entendernos. Nadie. Ni tu mejor amiga. Nadie.
Qué buenos y qué mierda son los años. Nos hacen perder la inocencia y nos hacen adquirir experiencia. Y la próxima vez que te quieran hacer sufrir o la vida, acostumbrada ya, te llene de momentos llenos de desilusión, te vas a reír más pronto que la vez anterior. No hay mucha vuelta con esto, es así.
Y qué onda con la gente que puede levantarse y seguir fácilmente? A los que parimos las desilusiones como si fueran hijos y las criamos a medida que crecemos y maduramos, nos da bronca, mucha bronca ver a los que parecen salir airados de las mismas situaciones que nosotros sufrimos tanto. Bueno, eso ya es una cuestión de personalidades.
Por ejemplo, ya sé que para los mal de amores no hay palabras. Chicos, les ahorro el laburo, no hay palabras, no hay consuelo, no lo intenten. La mejor receta es: escuchar y ya. Escuchar, hacerles las preguntas que nunca se harían y listo. Las frases como: "bueno, es una cuestión de tiempo", "el tiempo lo cura todo", "dejalo, ya va a volver con el rabo entre las piernas a rogarte que vuelvas". Nada, nada de eso sirve. Sí, hay que decirlas pero uno tiene que descurbir el verdadero peso de las palabras y decirlas con la liviandad que la situación amerite.
No saben las veces que pensé: "cómo le explico que no va a volver nunca más, que ya está, que se olvide, que el sentimiento desapareció?". Y eso no es todo, antes del "cómo decirlo" pienso "se lo digo?". La ví con otro, se lo digo? Lo ví besando a otra, qué hago??? Y acá hay dos cosas que aprendí con el mayor de los maestros, el tiempo, y es que: 1) ahora pienso el cómo, pero decir se lo digo "no te quiere más, no lo vas a entender de acá en mucho tiempo, no busques explicaciones donde no las hay. Mantené tu dignidad intacta, no te arrastres, va a ser peor"; 2) si lo/a vi con otra/o hay taaaantas cosas que importan que la decisión es difícil. Pero tengo una fórmula guardada si veo que hay amor y es que "la fidelidad es una cuestión cultural, mirá a los turcos." Ojo, aclaro que soy occidental, no paso esas cosas por alto ni estando en coma. De cualquier modo, las cosas decantan por sí solas, es muy difícil superar eso sin sacrificar parte de la relación. Un vidrio roto se puede pegar pero nunca va a quedar igual. Y, créanme, las relaciones humanas son como cristales. Depende con qué cristal se miren las cosas, o cuál use cada uno para mirar la vida, pero somos todos cristales.
En fin, por más que queramos, el amor no es eterno, siento desilusionarlos, pero depende de uno cuanto dure y ni siquiera uno dura forever.
Ser verdaderamente amigo de alguien es una tarea nada fácil. La sinceridad es la mayor de todas las crueldades. De crueldad está hecha la vida. Pero por suerte es por ciclos.
Estás en un mal momento? Uff, qué bueno!!! Siempre esa es la peor parte, el resto de lo que venga es mejor. No es demostrable aunque existan hechos. La sinceridad es lo más. Pero, como siempre digo: te tiene que pasar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

En todo, siempre el color
es del cristal
con que se mira.
De rosa, yo te veía,
cuando callabas,
cuando reías.
Después, con otro cristal,
cambió el color
y ya no eras...
La vida es toda ilusión
y un prisma es el corazón.


La luz de un fósforo
Tango
1943
Música: Alberto Suárez Villanueva
Letra: Enrique Cadícamo

El Analista dijo...

De repente pasaste por un monton de conceptos que alguna vez desarrolle con mucha simpleza y mucha razon, las palabras siempre surgen cuando uno ve las cosas de afuera, eso es dogmático, solo que de adentro a veces buscamos la milagrosa. Tu sinceridad,como vos la expresas yo la denomino, como muchos otros, sincericidio, por lo tanto, y como bien decís, todos llegamos mas o menos a las mismas conclusiones de la misma manera, viviendo.