21.9.06

Llegó la Alergia

Hoy iba en el subte y estaba todo el vagón poblado de publicidad sobre un medicamento que combate la alergia.
Después miré mi reflejo en la ventana del subte y me descubrí toda de colorado, hasta las uñas!
Después me llegó un mensaje de texto que decía: “Felíz primavera!”.
Ahí lo comprendí todo. Por qué mi papá nunca se afeitó el bigote. Por qué vinimos al mundo. Cuál es nuestra misión en este planeta. Qué es la vida. Y descifré qué es el tiempo. En eso descubro un cartón con gomitas para el pelo en mi falda, estudié los colores, los comparé con toda mi vestimenta, y me perdí buscando un peso en mi cartera. Viajé mentalmente hasta mi mesa de luz, recordé que dejé toda la plata al lado de los aros, estornudé tres veces seguidas, deseé tener carilinas en algún lugar y empecé a sentir una inconmensurable incomodidad al no poder corroborar si todo estaba en su lugar en mi cara después de estornudar. La gente me miraba, algunos se detenían en mi naríz. Tendré algo? Me pasé la mano reiteradas veces y a partir de ahí empecé a desesperarme por un espejo y fue en lo único en que terminé pensando.
Llegué al trabajo y a muchas de las chicas les habían regalado flores. Odio las flores. Es decir, no me gusta que me regalen un ramo de flores, mucho menos si es una, y mucho mucho menos si es una rosa. Pero el día de la primavera quiero mi flor! Me corresponde! Todas tienen una menos yo, pensé. Y luego recordé el mejor regalo que me hicieron en el día de la primavera: “Como es el día del estudiante pero también el de la primavera, no puedo más que regalarte, esta flor de lapicera.” Una parker de madera, sofisticada, espectacular. Y como me encanta escribir fue un regalo tan pertinente que me dio envidia de mi misma.
Llegó la alergia. Llegó la primavera. Me quedan doce horas para conseguir la flor que me corresponde. Esa es mi misión el día de hoy.

16.9.06

Neuronas Sindicalistas

La cosa es que trabajo en un lugar donde las cosas se hacen por adelantado para estar a tiempo. Así, estamos en septiembre y yo estoy trabajando para lo que va a salir en octubre o noviembre y a veces diciembre. Diciembre, un mes que me hace pensar en tantas cosas: navidad, familia, algo de falsedad, saludos generalizados, regalos, fin de año, festejos, olvidos, y esto es poco. Pero lo cierto es que al mirar el powerpoint que me dieron en el trabajo sobre el mes de diciembre en lo que más pienso es en lo que falta para las vacaciones.
Después de muchos o pocos años de trabajar en gran variedad de rubros y puestos, este es el primero que le exige a mi mente vacaciones.
Eso me deja dos opciones: cambiar de trabajo o dejar de pensar.
Igual, en esta época del año todos solemos pensar en vacaciones.
Cuándo me las tomo para que me rindan más? Es mejor tomárselas tipo en marzo para amortizarlas a lo largo del año?
La verdad es que a mí siempre me dio lo mismo. Para mí lo importante es tomármelas no cuándo tomármelas.
Y, mientras miro los zapatos de una señora en el subte a la que nadie le dio el asiento, arrancan las preguntas: Adónde voy? Con quién? Cuánto tengo para gastar? Pago las clases de pilates igual para no perder el lugar? Playa o montaña? Y si me voy sola? Me voy los quince días al mismo lugar? Esta es 9 de Julio? ####! Me pasé y llego tarde otra vez!

14.9.06

La Memoria

Soy una persona con mucha memoria, por lo que podríamos dividir el mundo entre los que tienen memoria y los que no. Odio la gente que juega con su memoria ante el resto. "Ay, pero si vos sabés que yo no tengo memoria, soy un/a colgado/a... blablabla". Se, se, qué condición TAN conveniente.
Igual, mi condición de "memoriosa" tiene un comienzo y no es justamente el día en que nací, claro está. De hecho, es a partir de cierta edad. Cuando se trata de recuerdos de la infancia pierdo cualquier tipo de competencia, por mucho o por poco.
Es decir, creo que tengo gran capacidad de memoria a partir de los... ¿13?
Antes de eso, nada. Bueno, casi nada.
Acá van los "casi":

Me acuerdo que tuvimos un perro que fue envenenado por un/a vecino/a.

A los cuatro, más o menos, me estaba poniendo un tapado y por la manga salió una araña que trepó por mi cuello. De ahí mi aracnofobia.

Me acuerdo que nos cuidaba una chica que también limpiaba la casa y faltaba todo el tiempo porque le tenía alergia al polvo; y mi mamá se indignaba.

Me acuerdo que comía chicles bazooka, leía el horóscopo, lo rompía en diez pedazos y lo enterraba para que se cumpliera.

Una vez mi hermnao me invitó a tirarme desde el techo de mi casa cuando estaba en obra y me golpeé la boca contra las rodillas.

Me acuerdo que el sweater del colegio que me tejió mi mámá me quedaba apretadísimo y corto de mangas.

También recuerdo cuando tuve varicela y me dejaron encerrada en el cuarto mientras miraba por la ventana de mi cuarto como el resto juagaba en el jardín.

Me acuerdo de los vasos verdes de sprite que decían: "la tenés clara".

Y me acuerdo que todos me decían que vivía en la "luna de valencia" todo el tiempo porque me olvidaba todo el tiempo de todo y mi mamá me hizo millones de estudios, convencida de que tenía (o faltaba) algo en mi cerebro. Nunca hallaron pruebas.

6.9.06

La Felicidad

Esos pequeños momentos colmados de alegría, por más insignificante y superficial que sean, son la felicidad.
Por lo tanto, hace dos minutos estuve felíz. Entré al homebanking de mi cuenta bancaria, pagué las facturas por vencer y le hice una visita al último resumen de mi tarjeta de crédito: qué felicidad, por favor! Tengo al menos 5 planes de cuotas que terminan este mes! Nunca fui muy fanática a las tarjetas de crédito, por eso tampoco tengo tanta experiencia en el tema. Pero leí cuota 06/06, cuota 04/04, cuota 02/02, cuota 03/03 fue realmente mágico, mágico y nuevo. Eso quiere decir que cerré pequeños ciclos en mi vida. Hay algo más placentero que eso? Sí, por supuesto que sí, pero este es nuevo. Nuevo, insignificante y superficial. Pero nuevo al fin.