12.7.11

The Seguridá's

Esos seres serios que la mayoría no portan armas de fuego y son ex-empleados de un rubro que nada, pero NADA tiene que ver con "protección del peligro". Los "seguridá". En mi trabajo hay un montón. Pero un montón! Y los veo y me dan una pena. El edificio tiene cuatro pisos y en cada puerta que comunique al exterior hay uno. Pobre. Ahí sentado recontrasuperarchi aburrido. Los veo mirando a la nada. Otros te ven venir con muchos vasos de café y se paran apurados para abrirte la puerta. Otros, si te olvidaste la tarjeta para entrar te dejan pasar porque ya te conocen pero nunca faltan los caricaturezcos "seguridá ortiva". Hay un par de cancheros que se los ve, ocasionalmente, chamuyándose a alguna de limpieza, que andan dando vueltas por el edifico completo todo el tiempo, como hormiguitas, circulando, picarescas casi. Hay mujeres seguridad también. Cuando me hago una idea en la cabeza de qué estarán pensando mientras todos nosotros los miramos con pena, imagino: en los seguridá hombres para mi hay una neurona contándole un chiste a la otra o un elogio silencioso de alguna figura atractiva que acaba de pasar; en los seguridá muejeres pienso si tendrán hijos, seguro que están pensando en la materia que tiene que levantar el hijo o la enfermedad de la madre o si pide el cambio de turno con algún compañero así puede ir a buscar al hijo a su primer cumpleaños de un compañerito del jardín, ó "qué buen color de esmalte de uñas tiene esa". Menuda diferenciación hice, no? Pero bueno, lo digo con honestidad, me lo imagino así. Lo cierto es que puede ser porque casi siempre hablo con ellas y no con ellos, con ellos siempre creo que van a creer que les estoy tirando onda porque quiero hacer alguna movida "ilegal" entonces desconfiarían y ya se arma una rosca interminable que va en mi cabeza solamente, claro está, pero ante la duda... Además las mujeres son más charlatanas. Te cuentan. Ahora, a los que no me banco mucho son a los que están en las entradas de los negocios que te dicen: "señora, tiene que dejar el bolso en los lockers por favor." Bueh. "Primero no me digas señora laconchadetumadre y segundo no es un bolso, ES MI CARTERA, ignorante!" Lo pienso, no lo digo; doy media vuelta y me voy a otro negocio, la mayoría de las veces. No los soporto. Y a los que me miran como si tuviera cara de chorra me los llevo con la mirada y hago cosas sospechosas adentro del local nada más que para hacerles más divertido el día. Son una tribu que inspira pena o bronca dependiendo el caso pero, definitivamente, no me inspiran seguridad. Onda, si entra un chorro, para mí su laburo es callarse la boca y dejarlo actuar. Como que están ahí para inspirar respeto, miedo y lo único que me inspiran es pena. Por la soledad del trabajo, por lo aburrido, monótono, porque es un laburo que te permite pensar demasiado en cosas de las que el 79% no valen la pena; si yo laburara de eso ya no estaría viva; un día me hubiera empezado a salir humo de la cabeza y una de las vendedoras me hubiese venido a preguntar "te sentís bien?" y yo le hubiese respondido "no, soy "seguridá", los seguridá pensamos demasiado, por qué habría yo de sentirme bien? Te traigo un café?" y ahí, derecho nomás, al sopi, de frente manteca. Los de los bancos también me caen bastante mal. Trato de no tener contacto visual porque me irrita su mirada buchona. A esos los trato mal "porque sí". A veces entro con un pucho sin prender para molestarlos, se supone que no me pueden decir nada. Lo disfruto porque los veo venir y de repente se dan cuenta que está apagado y se contienen, seh, lo disfruto bastante. Un día uno me hizo sacar los anteojos de sol y le dije "tengo conjuntivitis, señor" y le muestro mis ojos colorados (de ira), pero colorados al fin.
Es una pobre tribu? Antes pensaba que no había aburrimiento peor que laburar en los peajes, ahora ya son parte del paisaje. Pero los seguridá, los seguridá me entretienen. Es más, deberían cobrar un extra por el exceso de exposición que tienen. El otro día uno del laburo me dice "vos sos la que entra siempre con auriculares y anteojos de sol? Ja! No te había reconocido hasta recién!"
"Aaaaaahhh, vos también te entrenés mirando, no?!" Lo pensé, pero no lo dije.

5.7.11

El color de la ocurrencia

Dentro de todo el abanico de opciones que nos presenta el presente, uno tiene que andar eligiendo todo el tiempo, ya lo dijimos. Y qué pasa entonces? Hacia dónde mierda agarro, loco? Vamos a ponerlo en colores. Si agarro la verde? Es un toque extremista pero no vendría mal un poco de determinación. Está la azul... azul es uno de mis colores favoritos, después del colorado. Con la opción azul estaría al límite de "traicionarme" un toque, no llegando a eso, pero tendría que tener mucho cuidado porque si le meto mucha emoción, me paso. Risky, digamos. Y la colorada bueno, la colorada es un delirio, castillos en el aire casi, peeeeero no tengo ataduras de ningún tipo en este momento de mi vida, así que ES una opción. La amarilla dependo de mucha gente, eso lo puede poner borrascoso, sobre todo teniendo en cuenta que mi frasco de paciencia está casi vacío y el de la ansiedad copa la alacena con comodidad. Bueno, está ahí, llamativa la opción amarilla, casi titilando con intermitencia, levantando la mano en el aula con insistencia, no como si supiera la respuesta correcta sino más bien porque quiere ir al baño. La negra, la gris y la blanca, qué trío! La opción gris es tentadora por la sola razón de ser gris es, incluso en oferta, parecida a la blanca y a la negra pero, obvio, está en el medio. Digo lo de tentadora porque, al menos en mi vida, los grises significan tibieza, lo tibio mucho, mucho no me va. Odio la comida tibia, la cama tibia, aunque en el mar... va. Pero, justamente por esa ausencia que le siento al gris en mi vida digo: "bueno, es algo nuevo", definitivamente, me da curiosidad. La opción blanca sería como comprarme toda ropa rosa de repente, pero soy mina, sería socialmente aceptado aunque un toque naif para mi perfil. Y la negra fue, es y será una opción, un clásico, ahí, latente y permanante; es la fiel, la opción que siempre está, pero la más drástica de todas, tal vez. No sería determinante sería un poco más que eso. Siempre es tentadora, es como "el lado oscuro", esa que uno mirá que deseo pervertido, casi con lujuria, pero lujuria efímera porque al toque se la desestima por poco divertida. Y se te aparece... cada tanto se te aparece para decirte "hey, jelou, te acordás que estoy acá, no? Cuando quieras..." Entonces ya ni te gastás en no ponerla más en este arco iris de opciones porque de todas formas se invita sola, no hay nada que hacer. Clienta vitalicia en tu cerebro. (Me acabo de acordar que cuando aprendí lo que significaba "vitalicio", justo bajé a comprar pan y le dije al panadero "nos acabamos de mudar y somos fieles consumidores del buen pan. Vamos a ser clientes vitacilios!", jajaja, la quería usar la tipa)
La opción rosa es un poco intensa y, como dije, sobresale de mi perfil de un modo no cool, raro. La opción naranja, epa, ojo con la opción naranja. Tiene un poco de la amarilla, un poco de la blanca, de la colorada, no se, eh?! Por ahí le agrego un poco de verde y llego a un tipo de marrón que sería una nuevísima opción; una creación basada en la reflexión de cada opción; una mezcla premeditada. Mmmmm, el marrón me gusta pero tiene que estar bien combinado. Me voy a probar outfits, algo se me va a ocurrir. Eso sí, que no se te pase la vida probando outfits, Soledad, por favor te lo pido!!!