2.1.18

El mito del calendario

Es increíble cómo la edad te quita la inocencia, la ingenuidad de entregarse a lo dado sin cuestionar tanto.
Desde los nueve años que no creo más en papá noel y desde los 39, confirmadísimo, que no veo mas un año terminar y otro empezar. Es todo una misma línea de tiempo en la que debemos aprovechar para aprender lo mas posible para así poder aplicar ese conocimiento a la vida diaria y así disfrutar mucho mas de cada minuto sin perder el tiempo con pelotudeces como criticarle la vida al otro o juzgar, entre otras muchas imbecilidades que cometo.

El fin de año es como "el lunes empiezo". Un calendario que intenta medir el tiempo y así en la mente del humano poner objetivos para cumplir en cierta medida de tiempo y sentirnos menos frustrados o mas frustrados. O menos contentos o más contentos, siempre con nosotros mismos para después cambiar/mejorar la manera en la que nos relacionamos con el prójimo.

Siento que he podido modificar muchas cosas y muchas, muchas otras estan ahi, estancadas, con la raíz metida hasta no se dónde y cuesta tanto mas erradicarlas. Pero hay que darle lucha. Cavar y cavar. Poco a poco.

Las oportunidades de cambiar estan ahora mismo, en este minuto. Si estás eligiendo seguir por el mismo camino, your call.

Esta es la frase que dice mi primo, Juli, instructor de yoga, al final de cada clase a la que yo he ido con él:

"Que tengamos serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar aquellas que puedo y sabiduría para reconocer la diferencia."

Qué fin de año ni fin de año.
Acción, reflexión y aprendizaje.
Nada mas.