25.6.07

Total...

Total... el "no" ya lo tengo.
Total... nadie me vio.
Total... no se va a enterar.
Total... nadie lo lee.
La premisa para animarse es esa. Es un buen punto, pensar que nadie nos va a juzgar porque nadie lo va a ver. Entonces? Entonces opinemos. Entonces digamos boludeces. Entonces no le pongas los dos apellidos que es muy largo, ponele uno sólo.
Mi mal. El que me persigue en cada trabajo.

Cuando estaba en Unicenter, el primer día me cambiaron el nombre: "No, a vos te vamos a decir María porque la otra chica también se llama Soledad. Total, también te llamás María, no?", y a partir de ese momento y durante casi dos eternos años me llamaron "mari". ¿Mari? Sí, si, Mari. ¡¿Por qué Mari?! Porque llamarte Marina y que te digan "Mari" todo bien, porque uno sabe que viene de Marina, pero cuando "Mari" viene de María es otra cosa, suena diferente, no sé si llegás a darte cuenta. Es como Stela Mari pero sin Stela. Es horrible!!! Realmente lo padecí, al sobrenombre y a la única persona de los veinte que éramos que me llamaba así: el encargado del local. Personajes ricos si los hay. Esos tipos que aspiran a dueños o accionistas y transpiran ilusos la camiseta de la empresa soportando empleados irreverentes que detestan su sobrenombre. Lo terminaron echando al tipo, no hacía nada, todo nos mandaba a nosotros. Paaaaabre. (Eso por llamarme mari!)

En el resto de mis trabajos mi apellido fue amputado por intervención de algún ingeniero en sistemas: soledad.podesta es el más comun; otras veces maria.fernandez, uff! tremendo, hubiera preferido tener dos mails aunque fuera una sola casilla que ver mi nombre así, divorciado arbitrariamente por gente que ni siquiera es juez en lo civil ni cerca de eso.
Claro, es largo y eso también me ha generado desventajas. Por ejemplo, repetí dos veces primer grado y dos veces segundo.
Me acuerdo que en primero, segundo y tercer grado, que tuve la misma maestra (María del Carmen Goldi), todos los días poníamos el día y nuestro nombre al lado. Cuando terminaba de escribir mi nombre completo llegaba el recreo.

Ahora mi vida se ha vuelto más simple, ya ni siquiera me escuchan cuando me presento formalmente: "Hola, mucho gusto, soy María Soledad Fernández Podestá". Así que directamente ni me presento: Hola qué tal. Sí, trabajo con ellos. // Hola, soy su hermana, la novia de él, la hermana mayor de ellos, ella es mi mamá, soy la hija de ese señor, y:
- "¿Cómo me dijiste que te llamabas?"
- "Sole."
Y a otra cosa señores! Que vivan los nicknames. Total, no se lo van a acordar.

1 comentario:

El Analista dijo...

Culpableee, si, me declaro culpable, disfruto dando de alta usuarios para hacerles la vida imposible con combinaciones de sus nombres, acortarlos, agregarloes haches sin sentido, puntos que solo molestan. Que malo soy.