4.7.06

Pobre Domingo

Lo dejaron fuera de los días hábiles. Lo dejaron dentro del fin de semana. Es el primer día de la semana según los calendarios. Incluso hasta lo ponen en otro color y no se sabe si lo están distinguiendo, discriminando, o las dos cosas.
"Parece domingo", dice la gente cuando el día está nublado, lluvioso o soleadamente tranquilo. Un día pasivo. Eso es lo que es el domingo. Un día para estar echado en un sillón mirando tele, para dormirlo todo o para compartir en familia creen otros. "Uy, me tocó el dominguero adelante", se quejan los conductores cuando un vehículo avanza distraída y lentamente por las calles.
De cualquier modo, en el inconsciente colectivo el día domingo es "lo menos". Exceptuando a la gente que los trabaja y detesta los jueves porque su día franco es un miércoles, el resto, al menos de este lado del mundo, odia los domingos.
Pensar en él es no querer pensar, es saber que al día siguiente hay que ir a trabajar, hay que enfrentar la rutina de una semana aburridamente monótona o tediosamente acelerada.
¿Existe una guerra entre los días de la semana?

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Por ejemplo, el domingo odia al lunes porque en realidad la culpa la tiene el lunes. Digamoslo, el lunes es el día odioso, el domingo lo antecede y carga sobre sus espaldas, silencioso y tal vez vengativo, una lista de responsabilidades que corresponden al lunes. ¿Estará planeando alguna venganza? Quizás la venganza se la cobra regocijándose de placer al pensar que viene un fin de semana largo que transformará al lunes en un domingo porque al día siguiente hay que ir a trabajar. Pero es una venganza sin destino porque lo cierto es que el lunes está muy contento de no ser el primer día hábil y disfruta muchísimo de estar panza arriba. Vendría a ser como que el lunes sabe vivir el presente de un día sin tareas laborales que el domingo no sabe aprovechar. ¿No sabe o la gente no lo deja aprovechar? ¿No lo dejan? Yo diría que más bien abusan de él. El lunes se empiezan las dietas y el gimnasio, por eso el domingo se come todo lo que se puede.
El martes, segundón, pasa sin pena si gloria. No es ni el principio, ni el medio ni el fin de la semana. El martes es un tipo resignado a pasar desapercibido y se siente importante con los fines de semana largos. Sí, es el primer día laboral y lo odian pero al menos genera algún tipo de sentimiento.
El miércoles, por alguna extraña razón, se siente importante. Es un tipo con la autoestima alta y con fundamentos. Ser el medio exacto, la mitad de una semana laboral lo hace sentir grande, divisor, determinante y se ríe del martes burlonamente porque, sí, secunda, pero secunda a un jueves, no cualquiera. Es el día más barato en el cine y, además, la gente lo utiliza para suplir otras cosas, como por ejemplo: "tuve un día de miércoles". Cumple otras funciones, no muy positivas pero tampoco tan malas. Suplir a una puteada en el léxico de hoy en día, donde la gente no encuentra palabras y dice "y nada… y eso", es todo un logro. El miércoles es un tipo con la frente alta, conforme consigo mismo y sin paranoias, que le abre paso a un jueves conflictuado.
El jueves es una persona indecisa que no sabe si alquilarse una película, juntarse con amigos, ver a la novia o salir "de trampa". Además, la gente que ya tiene sus planes armados para el fin de semana te manda a un jueves, cosa que no intervengas en sus programas de viernes o sábado, mucho más divertidos que vos. Pero, se siente parte del fin de semana también. "Pará, soy un día hábil, no soy un viernes, pero tampoco soy un martes", se dice practicando caras frente al espejo. Y, legalmente, es el medio de la semana, el día de los grandes estrenos cinematográficos. Es decir, es un tipo con complejo de miércoles y aires de viernes.
Y aquí llegamos a la parejita inseparable: viernes y sábado. Qué lo único que hacen es festejar a más no poder y antes de dormirse piensan ¨pobre domingo¨.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Leí la primera parte y me gustó. El resto lo dejo para leerlo el domingo.

sole fernández podestá dijo...

Sos un groso Leo.

Anónimo dijo...

Shabat, no hay como el Shabat...

Anónimo dijo...

La panza habla por mi: ningun día tiene el olor a asado como el domingo.