12.7.06

El Gusto del Caramelo

Está la gente buena y la gente mala. La linda y la fea. La paciente y la impaciente. Y la gente que le gusta lo dulce y la que le gusta lo salado.
Pero hay un tipo de gente que está en el medio. Sí, es la gente que a veces es buena y a veces mala o la gente que le gusta lo salado pero se mata con lo dulce, pero no cualquier dulce. No le gusta el flan con dulce de leche. No. Ni las frutillas con crema ni el tiramisú. Le gustan las pavaditas, los caramelos, los chicles, las pastillas. Gente que llega a pedir diez pesos de pico dulce, cinco de palitos de la selva y cinco de chicles. Y se vuelve feliz con su bolsa repleta de variedades para consumir en las horas aburridas de trabajo. Lo bueno es la gente que rodea a estos fans de las golosinas y yo soy una de ellas. Tengo una compañera de trabajo fanática de llenar la bolsa con cositas. Y se acerca a mi escritorio con su mejor cara de nena de cinco años y me dice: ¨Querés? Dale elegite algo.¨ Lo mejor de todo es que ella es feliz regalándonos y nosotros felices recibiendo. Lo terrible son los días que falta aunque por suerte no falta nunca. Pero cuando falta uno se da cuenta, porque es gente que cumple otra función aparte de la laboral. Es como cuando falta el que ceba mate, el día no es el mismo. Son personas que hacen de nuestra jornada laboral una cultura diaria, un folklore distinto al de otros ambientes laborales. Sí, por supuesto, también está el pesado, el desubicado, el de los chistes malos, el ortiba, el aguafiestas, el callado, el que siempre está de buen humor. Podríamos decir que el ambiente de trabajo es un reflejo, una pequeña porción, una muestra representativa de la sociedad misma. Donde todos cumplimos una función solidaria, un rol a beneficencia porque nadie nos paga por eso. Cebo mate porque quiero, porque me gusta y lo bueno es que nadie me va decir cuándo, cómo y a qué hora debo hacerlo por eso lo hago. Porque a todos nos hace falta un cable a tierra, alguien que nos guíe, que nos diga qué hacer y que no. Pero también necesitamos libertad de acción. Por eso me gusta ver a la gente en el kiosco eligiendo con qué va a complacerse, porque el kiosco está para eso, para darse gustos.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

También están los que se meten en tu blog y hacen comentarios para que cuando chequees el blog y veas que dejaron comentarios te pongas contenta.

Anónimo dijo...

Me gusta que nunca repite las golosinas. Hoy son los pico dulce, mañana caramelos sugus, otro día chicles bazooda. Nunca sabés con qué te va a sorprender.

Anónimo dijo...

uyyyyyyy, muero de ganas de verle esa caraaaaa!!

Anónimo dijo...

Y yo cual sere?
La verdad este texto me saco varias sonrisas.
gracias sole!

Anónimo dijo...

y están los que se atrincheran lejos de las caras infantiles y de los microcosmos laborales, resguardados por paredes de goma espuma como con tetitas aislantes y una pequeña clarabolla de aristas curvas... Todo lo que me pierdo!

Anónimo dijo...

lo agridulce no cuenta? en los kioscos no se consigue.
Pareciera que todavia no se encuentra libertad en los kioscos
Salado/Dulce: Contraste de sabores
Eso si que esta bueno!!
Aunque sea lo que dure un caramelo. Y todos sabemos como es esto: sin saber muy bien porque, siempre queremos uno mas.