7.6.11

Uninvited

Cuando no controlás la cabeza o, mejor dicho, cuando perdés el control. Cuando, no importa lo que hagas, tus pensamientos se direccionan hacia una sola cosa aunque para lo único que sientas que estás respirando ese día es para evitar el roce con esa caja guardada en tu cabeza, entre tantas otras. Cajas que cada tanto uno decide abrir, donde lo bueno es poder decidir y lo malo es despertarte ese día y que esté abierta casi sin tu permiso. Beside, es imposible que haya sido abierta sin tu permiso, todo lo que está dentro tuyo lo controlás vos, cómo podría haberse abierto sola? Bueno, ya no importa, está abierta, mirándote, llena de información que no tenés ganas de ver, ni de revisar. Tu cerebro la rechaza pero se queda en la puerta, viendo al de seguridad, esperando que se distraiga para entrar. Mientras tanto, adentro, tu cerebro sabe que algo está queriendo amenzar la "paz" que reina y empieza a ponerse nervioso. Por eso, a esa altura, que la hayan dejado entrar o no, no tiene importancia, que esté en la puerta genera tantas cosas que es como si hubiera entrado. Y la solución no es inmunizarse. Creo que la solución es no prohibirle la entrada sino más bien, invitar a pasar a toda esa información, sentarte a tomar mate y desmenuzar todo lo que se pueda, sin esforzar demasiado las emociones, porque si se las expone demasiado se corre el riesgo de quedarse sin luz en el cerebro y, believe me, nadie quiere quedarse sin luz en su cerebro. Cocinemos una torta y tomemos mate con los fantasmas que no son enemigos, son invitados.

No hay comentarios.: