20.7.07

Miro mal

Así como los ojos, inevitablemente, se mueven cuando pasa una chica bonita (sí, las mujeres también la miramos) hay una mirada que me resulta imposible de evadir: la que me devuelve el espejo.
Y hoy me di cuenta que no soy la única. Porque, claro, el narcisismo lo llevamos todos y quien se resiste al espejo es una persona o muy muy segura de sí misma o tremendamente despreocupada, que es lo mismo.
Resulta que me bajo de la línea B todas las mañanas. La línea B tiene varias salidas hacia diferentes calles, las cuatro esquinas digamos. Siempre salgo por la que se ubica enfrente a la puerta de mi trabajo. Siempre voy muy apurada. Siempre estoy llegando tarde. Y siempre cambio el recorrido que vengo haciendo por tres días seguidos. Odio la rutina. Por eso, esta mañana opté por la salida de Alem. La salida de Alem tiene, además de la escalera mucho más corta que la que usualmente uso, un espejo bastante grande antes de subir.
Venía caminando y en vez de mirar siempre para abajo, hoy miraba hacia el frente y descubro el comportamiento de cada usuario del subte:
- Caminan rápido.
- Serios.
- Apurados.
- Se dirgien hacia la reunión más importante de sus vidas.
- Su gesto matinal (casi matinal) es complemanete rígido.
- Su mirada es recta y hacia el frente... hasta que pasan frente al espejo. Se resiste, no quieren hacer lo predecible; el espejo ya comenzó a devolverles su propia imagen pero no, no miran, mantienen la vista al frente, derecho, pero se acerca el final del espejo y quiebran. Con un movimiento casi de saludo militar se miran. Te juro, parecían robots! Todos! Indefectiblemente, sin excepciones, caminan, ignoran el espejo, hacen el saludo, suben la escalera. Encima es una estación terminal Alem, eso quiere decir que el caudal de gente es importante. Y ver a todos haciendo exactamente el mismo movimiento me recordó que yo estoy a punto de atravesar ese espejo. Yo, que destesto ser humana por el sólo hecho de tener la obligación de parecerme constitutivamente al resto. Yo, que me creo diferente a todos. Que odio a los niños, que no miro telenovelas, que no leo cosmopolitan ni caras ni gente, que pienso que todos los recién nacidos son horribles y que le robo disfraces a mis sobrinos sin culpa, tengo una la misión de pasar por enfrente de ese espejo y hacer algo distinto. Estoy nerviosa, mi paso sigue ligero y todavía no sé que voy a hacer. "Improvisá Sole, a vos te encata improvisar" me dice una imagen de mi abuela, que casi no me conoció. Llego y me doy cuenta de algo maravilloso. Freno y me miro de frente al espejo, miro a la gente y les digo con la mirada: "sí, me miro, paro y me miro, no disimulo, no reprimo las ganas de mirarme, no resisto no mirarme en un espejo pero hoy la razón es mucho más fuerte que la de cualquier otro día. Después de casi treinta años de vida, hace tres días me cortaron el pelo y no sólo eso, ahora tengo flequillo, mirá si no me voy a mirar!!!". Sí, todo eso digo con la mirada. Un talento que saqué de mi vieja. El flequillo también.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Aguante el espejo Stone!

El Analista dijo...

Jua, yo no les esquivé el bulto nunca solo que ahora me doy cuenta que perdi mi antigua fotogenia, en espejos, fotos y filmaciones, doy gordo. Es inmoral que nadie arregle esos artefactos, ¿no?

nick dijo...

Hace mil que no me miro al espejo, còmo puedo explicàrtelo...no hago ese saludo que decìs vos, no porque no tenga ganas...no lo hago y listo. Para mì ese espejo està tan lejos que ni siquiera puedo verlo....
No sè si sabràs cuàntas cuadras hay desde Roma hasta el espejo de Alem...

Un saludo (el primero)
Nick