13.7.07

Encendedor: WANTED

Es algo con lo que sólo fumadores se pueden identificar. Sí, aunque ya hayan dejado. Verán, entre los fumadores hay leyes implícitas, leyes que no se pronuncian, no se dicen, no se nombran pero leyes que ayudan a una mejor convivencia. En primer lugar, nunca se le pide al otro el último cigarrillo. Jamás. Cosa que realmente he desmitificado porque lo cierto es que lo que indica el último pucho es que ya es hora de volver a comprar ahora, dentro de una hora, o cuando quieras volver a fumar. Claro que todo depende del contexto. Si son las 4 am y te estás por ir a dormir no da que nadie te pida el último pucho del día que tenés pensado fumar. Aunque, lo cierto es que, de lo que quiero hablar es de algo más obvio que de la ley ya mencionada, pero menos comentado: los encendedores. Estoy en una reunión y no encuentro mi encededor que tan amablemente cedí para otro fumador; el taxi me está esperando afuera, ya fue, agarro el mío pero de otro color que está sobre la mesa. Eso es ley. Nadie va a quejarse por eso. Ya se sabe que el otro fumador o tiene mi encendedor o busacrá otro para llevarse y así. Eso está implícito, sí. Pero no quiere decir que porque otro se llevó mi encenddor y no lo encuentro me llevo ese zippo que está ahí. No, de ninguna manera. Zippo es palabra mayor, es otra cosa, otra categoría. La posibilidad de perder un zippo amerita perder ese taxi que te espera, hacer levantar a todos del sillón para buscar debajo del almohadón, corroborar que cada uno tantee sus bolsillos, todo. Un zippo es un zippo. El temita sería con los "promo encendedores" o los bic. Los "promo encendedores" son esos que nos regalan en alguna promo la marca que fumamos u otra marca pero le compramos porque el encendedor "está bueno". Ahí empieza la ley implícita subjetiva. Un problema. Porque la subjetividad es un problema. La subjetividad es la mejor excusa para el ser humano: "yo entendí que no venías." /"Pero si te dije que iba"/ "sí, pero lo dijiste riéndote irónicamente." "dijiste "a la tarde" no "a las dos de la tarde" / "Bueno para mí la tarde es a las dos." Y así, millones de ejemplos. Entonces: Si el encendedor es de los de un peso, vale, llevalo yo me busco otro de un peso para llevarme. Si el encendedor es bic o "promo encendedor", buscá el tuyo de un peso, en algún lado tiene que estar. Si el encendedor es zippo, "todos busquemos el encededor de Javier, es un zippo, loco." Nada de "te lo busco y te lo doy la próxima". No, me lo llevo ahora. Si se se llevaron el mío de un peso y sólo queda un bic hay tres opciones: a) pensar "me compro otro en el camino"; b) pensar "estoy harto de que me afanen mi encededor" y llevarlo con culpa; c) hacerse pasar por un roba encendedor/esclérotico. Y si lo que tenemos enfrente es un clásico roba encendedor/esclérotico? Es inocente. Está tan acostumbrado a tener su propio encendedor y tan acostumbrado y cansado de perderlo que prende con el tuyo y se lo guarda. "tito, devolveme mi encendedor", "no, yo no lo tengo", "sí, fijate en el bolsillo.", "uh, tenés razón, he he he". Por eso, dejar de fumar no es sólo aguantarse no fumar, es desaparecer de un grupo al que pertenecías, te sentías parte, había reglas implícitas. No es bueno pero estaba bueno fumar.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Sos fumadora o miembro de una secta?

Anónimo dijo...

sole, este es un texto que escribi el año pasado.

EL TRIÁNGULO DE LOS ENCENDEDORES.
Vale aclarar que este terreno no es siempre triángulo, sino que está dado por la superficie de cada oficina. Sí. El Triángulo, Cuadrilatero o Pentágono de los encendedores se da en espacios de oficina.
Tiempo antes que las reglamentaciones del tabaco lleguen al trabajo y que los fumadores tengan que hacer lo suyo en la calle, en la entrada del edificio, este fenómeno paranormal se llevó consigo millones de encendedores de todos los colores.
Marisa Quinteros, asistente en un estudio contable, da su testimonio: ¨Aprovechando que trabajo en un estudio contable pedí que me hagan un balance de la cantidad de dinero que gasté en encendedores perdidos: casi un sueldo entero¨.
Claro que los casos no son siempre de pérdidas sino también de descubrimientos.
Extraño es el caso de Marcelo Santos, ex contador del mismo estudio que fue despedido al abrírsele el portafolio y al dejar caer seiscientos setenta y dos encendedores de allí dentro. Marcelo fue despedido al minuto. Lo extraño es que el no fumaba. Y lo que es peor, no tenía portafolio.
Muchos son los casos donde los testigos afirman haberse prendido un cigarillo sin saber con qué, puesto que al segundo de haberlo prendido ya no tenían en sus manos los encendedores.
Esta tendencia hace subir las acciones de las empresas de fósforos, puesto que es difícil perder una caja de Tres Patitos.
Esto también hace pensar una posible conspiración: la de los fabricantes de fósforos, quienes se filtran en todas las oficinas haciéndose pasar por abogados, contadores, procesadores de datos y personal de limpieza para hacer desaparecer los encendedores y aumentar sus gananacias.
Datos recientes afirman que el encendedor más perdido es el Amarillo.
Lo sigue muy de cerca el violeta.
Esto hace pensar que los fumadores con mal gusto para los colores son los primeros en perder sus encendedores.
Triste es el caso de Amilcar, fumador empedernido que antes de llamar por teléfono para pedir almuerzo a la oficina quería fumarse un cigarro y no encontraba ni su encendedor ni algún otro. Desesperado, agarró dos piedras que había traído el de sistemas de su viaje a Bariloche y comenzó a rasparlas una contra otra al mejor estilo paleolítico.
Diez minutos más tarde, Amilcar había hecho fuego y estaba disfrutando su cigarro.
Quince minutos más tarde había llamado para pedir un bife de chorizo crudo.
Desde que se prohibió fumar en las oficinas y se permite fumar solo en la calle, los indices de encendedores desaparecidos han bajado pero no han desaparecido.
Hay casos extraños donde testigos afirman haber visto subir un encendedor por un ascensor u otro afirman haber visto un encendedor salir corriendo por la calle, tomarse un taxi e increíblemente pagarle con cambio.
El triángulo de los encendedores mantiene consternado a la sociedad. Y sinceramente, la única solución que se ha encontrado por el momento, es la de dejar de fumar.
Esos son los que menos sufren y no pierden nada al bajar a la calle con los fumadores. Dicho sea de paso, ¿para qué bajan si ellos no fuman? Pregunta que se mete en otro misterio, que abordaremos a futuro.

El Analista dijo...

Nada, posteo y comentario estan buenisimos. Soy fumador conciente y me niego a dejar de hacerlo, me encanta