15.9.16

Qué miedo crecer.

Me parece que ya nadie lee blogs. Tengo esa sensación de estar gritando "auxilio" y cuando la cámara se aleja estoy sola en un universo inmenso, gris y desolado... cibernético, claro.
Siento que la palabra cibernético ya es vieja. ¿Es vieja?
Siento que postear algo en facebook es viejo.
Siento que me voy quedando afuera porque ya no tengo ganas de seguir incorporando aplicaciones a mi celular que me quitan tiempo para cultivar el cerebro con lecturas piolas, con imaginar. Siento que las aplicaciones me atrofian. ¿Está mal? ¿Es de vieja? ¡LO LAMENTO!
Estoy cada vez más enamorada de lo "vintage", de lo antiguo. Amo la arquitectura francesa que nos supimos traer. Me encantan las bañeras con patas, la madera lavada, las puertas de madera legítima y las construcciones de más de 30 años. Esas que me hacen creer que nadie vive ni arriba ni abajo ni al lado mío.

A falta de volver a vivir en casa con jardín porque siento que mi calidad de vida pasa por salir del trabajo y llegar a casa rápido para hacer lo que se me cante el culo; y no habiendo casas disponibles al monto que puedo pagar, vivo en departamento, cajita apoyada sobre cajita, cerca de casa y menos expuesta al choreo; sí, más vieja, más miedosa.

Estoy cerca de ser propietaria. Eso significa que estoy cerca de crecer. Porque lo estoy haciendo en dupla con un compañero que me elegí. Uno a mi gusto y piachere, uno que siento a mi medida, uno que es 7 y un poquito, que me calza justo, justo. Eso siento.

Qué miedo crecer...

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