28.11.12

P.D: Pensalo.


Qué es conocer a otra persona?
Es saber su color favorito, su comida y número preferido? Es saber sus gustos en la ropa o en la cama? Yo diría que es, más bien o también, conocer su historia, sus reacciones, sus ambiciones, sus sueños posibles e imposibles, sus deseos más ocultos, sus planes. No sé. Cómo sabe uno que conoce más o menos a alguien? Es saber qué lo atormenta en las noches de nostalgia?
Es difícil conocer a alguien. Para que eso suceda el otro a conocer tiene que querer. Hay que pasar tiempo con el otro. Explorar su mente, su cuerpo, sus gestos. Y sí, hay que tomar nota. Nota mental. Siempre y cuando le interese, uno toma notas mentales. “Le gusta el color azul.” Qué se yo.
A cuánta gente le pasa que quiere sin conocer tanto. Y a cuánta que deja de querer al conocer a alguien. Es posible que ante determinadas situaciones que se presentan, solo con el pasar del tiempo, uno descubra que no era lo que uno pensaba. O sí, o tal vez es exactamente lo que se pensaba pero deja de cerrar, deja de interesar, tal vez porque cambiaron los intereses de uno.
Y qué se hace? Algunos tomarán decisiones apresuradas. Otros demorarán decisiones. La verdad es que es difícil porque está en cada uno. Y si no conocés mucho a la persona que tenés al lado no sabes hacia dónde va a disparar.
También es conocer sus silencios, sus tiempos en las cosas. En las peleas, en los enojos individuales, en las rabietas laborales y familiares. Es saber cuándo meterse, cuando frenar sus pensamientos y cuándo dejarlo ser. Seguimos, no es tarea fácil. Además, tiene mucho, tanto que ver cuánto se conoce esa persona a sí misma, eso es fundamental. Porque a veces uno funciona como ente revelador del otro. Al verse reflejado, al uno darle una devolución de lo que se percibe cuando habla, cuando dice lo que piensa, cuando actúa, cuando está frente a otros. Es un trabajo. Hay que tener ganas. Hay que poner ganas. Y las ganas tienen tanto que ver con el interés y también, por qué no, con el amor en toda su amplia expresión. El amor que le pone una madre en conocer a su hijo. O un padre. Ese tiempo que uno le dedica a detenerse en la otra persona. A preguntar. A pensar y reflexionar sobre las actitudes que ha tenido. Y uno cree que puede, gracias a alguna información recolectada durante cierto tiempo, predecir como reaccionaría ante una sorpresa o ante una tragedia o ante lo que sea. Cuán equivocado está quién cree que puede hacer eso?
Uno puede suponer, basado en teorías o hipótesis pero nunca puede predecir. De hecho, cuando sucede lo que uno pensaba, uno se llena de orgullo de sí mismo, lo celebra: “viste? Qué te dije? Jeh, lo conozco como si lo hubiese parido; yo sé lo que te digo.”

Y esas parejas que se separan después de dos años. Se conocieron? O las que se separan después de veinte años. Veinte!!!! Y en un momento te tiran: “lo desconozco.” Probablemente la persona en cuestión también se desconozca o tal vez desconoce todo su tiempo anterior. O tal vez no, simplemente… cambió. Si uno cambia casi todo el tiempo, lo que pasa es que no se da cuenta. El tema es cuánto acompaña el otro en esos cambios, que en el día a día tal vez son pequeños pero que cuando, un día decidiste parar y hacer un raconto, claro, cambió o, mejor dicho, CAMBIÓ, con mayúsculas.
Es loco. El ser humano es loco. La vida es loca. Rara. Sorpresiva. Raro sería saber que el otro va a reaccionar de tal manera y no pifiarle durante treinta años, o cuarenta. Y hay. Los hay. Esas cosas también pasan.
Y creo que nos gusta decir que conocemos bien a alguien porque es un deseo profundo que uno tiene. Es lindo sentir que uno conoce a alguien bien. Es lindo sentir que alguien te conoce bien.  No sé si hay un sentimiento o sensación que se le acerque. Porque sentir eso es sentir que se han dedicado a uno, detenido, observado, pensado. Y a quién no le gusta eso? Esa sensación derriba montañas, señores. Me atrevo a decir que quien no ha sentido eso no ha vivido lo suficiente. Nada más lindo que reconocerse en sus propias acciones. Nada más lindo que respirarse genuino. Y, dejémonos de joder, nada más lindo que sentirse reconocido.

1 comentario:

Luzbelito dijo...

Te conozco y sabías cómo iba a reaccionar con tu regalo :)