9.2.12

New

El olor a nuevo que tienen las cosas, los lugares, las personas que nos son nuevas. Lo nuevo tiene un aspecto de no usado nunca en las cosas y, sin embargo, en el fondo todos sabemos que pasó por un montón de manos y máquinas y todo eso... PERO lo acabamos de comprar y ES NUEVO. Los lugares nuevos, nuevos para nuestros sentidos y sentimientos, nuevas sensaciones dentro de uno. Nuevo. Nuevo bueno y nuevo malo. Hay realmente un algo nuevo que pueda ser "malo"? Porque al ser nuevo quiere decir que estamos experimentando algo que nunca antes. Eso, según mi cerebro, debería sumar. Digo, puede que se lo pruebe y no se lo desee más, no? Pero no deja de ser una experiencia más. La experiencia no puede más que sumar. No desear reincidir en eso que era nuevo y ya no lo es, puede pasar, pero ya se tiene una opinión formada sobre eso. Opinión impulsiva, apresurada tal vez en el peor de los casos, pero es como que ya te conocés más. Qué puede haber de malo en eso? Puede que eso que probaste sea nuevo pero nocivo y te guste. Sí, puede ser. Claro que puede ser. Pero de todas formas ya está, ya lo probaste. Ya sabés algo más. Y ahora toca aprender cómo salir, que también sería nuevo. Y si eso pasa muchas veces? Si volvemos a caer? A tropezar siempre con la misma piedra? Bueno. Acaso no es obvio? En cada intento hay algo nuevo. Y ahí está otra vez ese olor, esa sensación. También estea esa frustración conocida por la repetición del tropiezo pero déjenme decir que uno siente que hizo lo mismo otra vez, "ups, I did it again", y está sintiendo mal. Es imposible que sea lo mismo; sí, sí, imposible. Porque la frustración que generan esas reiteradas caídas en lo que sentimos como el "mismo" lugar es la que, hasta por ahí por cansancio o hartazgo, nos "obliga" a volver a intentar. Cuántas veces? Y, depende de la terquedad o necedad, que ya es más individual.
A veces pasa que esa experiencia nueva que se suma y que le suma a uno en sus gustos abre una puerta hacia otras cosas. Pero una puerta de qué tipo? Bueno, el tamaño de la puerta, claro, está en la capacidad de visión que se pueda tener y la amplitud de percepción y negación. Pero, podría jurar que hasta la negación suma. En la vida hay que sumar, sumar, sumar y parar. Y elegir con qué quedarse. El tamaño de la puerta en primera instancia no importa. Importa que apareció una puerta. Si hace mucho tiempo que no sumás, is fucking time to, darling! Si hace mucho que no parás, lo mismo: es hora. Cuándo parar? Cuánto sumar? Y... no lo sé. Pero son un "must" en la vida y son como el "pido" en la escondida, que está ahí, al absoluto servicio nuestro, pero nunca dejará de ser opción de uno usarlo o abusar de él. Tarea de uno arrancar. Tarea de uno parar. Tarea de uno reflexionar y quedarse con algunas cosas y desechar otras. Y sí, árdua la tarea de vivir. Pero no por árdua es trágica. La comparación es necesaria sino todo nos daría igual y ahí si ya, realmente, se complica. Pero se complica por la simplicidad, por lo chato de que sea, sepa o luzca todo igual. Por eso necesitamos provocarnos cosas nuevas, para sentir que nos movemos y al movernos, sin dudas, aprendemos.
Ahora se dan cuenta por qué me gusta tanto ir de shopping??????
Mis argumentos para reivindicar el "ir de shopping", me estoy dando cuenta que son inacabables. Cuánto más se puede intelectualizar algo TAN trivial? Ufff, ni se imaginan, creo que la misma cantidad de veces que pensamos que necesitamos movernos o cambiar y no lo hacemos.

1 comentario:

Gor for it! dijo...

Si hay algo que no es trivial, es precisamente ir de shopping. La de decisiones que se toman son innumerables: dónde ir, qué comprar, qué no comprar, en efectivo o tarjeta, en 2,3 ó 6 cuotas, etc., ect. Y después sigue... cuándo me lo estreno? qué hago para que la gente se de cuenta? valió la pena? pff es agotador...